Se pluralizaron y ganaron fuerza las expresiones relativas a la presencia del Espíritu Santo (se incrementó y sistematizó la puesta por los milagros) y a la figura de los pastores como sujetos privilegiados capaces de viabilizar esa suerte. En ese contexto, surgieron dos articulaciones teológicas claves: la «teología de la prosperidad» y la doctrina de la guerrilla espiritual.

Pedro tuvo un papel principal en el discernimiento de la visión en Hechos 11 y la imposición de las manos a los gentiles.

Respecto de los sacramentos, estos están tratados en los artículos 16 al 19, y consisten en el bautismo y la Santa Cena. La iglesia practica regularmente el bautismo de infantes. La Santa Cena se administra una momento al año a toda la hermandad.

Los pentecostales, a su turno, muestran una capacidad de penetración territorial y cultural capaz de atraer múltiples fragmentos sociales en gran núúnico de hibridaciones de pentecostalismo y diversas formas de cultura popular y masiva.

Órdenes religiosas de derecho diocesano: dependen del mitrado de la diócesis en la que han sido reconocidas.

El concepto de «iglesia electrónica» solo explica una parte pequeña de los casos de conversiones: a menudo, el de los ancianos aislados, dependientes de la tele y angustiados en noches solitarias. Para todos los demás (jóvenes, matrimonios en crisis, adultos y personas de mediana perduración en medio de todo tipo de problemas), hay siempre una iglesia cerca y un amigo o vecino que recomienda ir a ella. El pentecostalismo ha logrado penetrar en las más diversas camadas sociales y los más variados estilos de vida, pero es innegable que su éxito ha sido veterano en los sectores populares, en áreas de la sociedad en las que ofrece de forma privilegiada las armas para luchar contra el sufrimiento social y personal, como lo ha mostrado, entre otras obras, la de Cecilia Mariz en Brasil5.

La «teología de la prosperidad», que polemizaba y antagonizaba con la teología de la liberación en un plano práctico, sostenía que si Altísimo puede curar y sanar el alma, no hay razón para pensar que no pueda otorgar prosperidad. La bendición es completa y la contraparte de ella era un paso que afirmaba y profundizaba el de la oración: click site el diezmo. El horror de analistas moldeados por la Civilización secular o de observadores cercanos al catolicismo, que santifica la pobreza frente a la «mezcla» entre lo espiritual y lo financiero, impedía percibir que este aspecto de la propuesta teológica pentecostal tiene muchos aires de familia con la dimensión sacrificial que en los pueblos campesinos lleva a ofrecer animales y cosechas a los dioses a cambio de prosperidad.

Por otro ala, las iglesias evangélicas tienden a tener una estructura más formal y organizada. Pueden estar afiliadas a una denominación o a una Nasa de iglesias que establece normas y directrices para la doctrina y el liderazgo.

En prontuario: La iglesia cristiana evangélica se basa en la Nuevo testamento, se enfoca en la predicación del evangelio y valora la conversión personal y la regeneración del Espíritu Santo en cada creyente.

Adicionalmente de todo lo expuesto tenemos que subrayar que el término que nos ocupa incluso es utilizado conjuntamente con otras palabras para especificar un poco más el concepto.

El pentecostalismo es una rama del cristianismo que hace hincapié en la obra del Espíritu Santo en la vida de los creyentes. Hace mucho hincapié en las experiencias espirituales personales, como departir en lenguas y la curación divina, y en la interpretación exacto de las Escrituras.

Todas ellas se han dotado de una confesión de Certidumbre común y desarrollan su afirmación y misión bajo una estructura sinodal. A lo grande del s. XIX se consolida como una unión de comunidades con estructura sinodal.

Algunas organizaciones pentecostales han creado credenciales ministeriales para los evangelistas más aptos. Algunos evangelistas han sido criticados por pedir que se les contrate por sus servicios y exigir fortuna o mayores privilegios por su actividad evangelizadora.[33]

Su función es implementar las resoluciones del Sínodo General y supervisar el correcto funcionamiento de la iglesia en los aspectos administrativos, económicos y pastorales a nivel nacional.